NOS VOLVEMOS A UNIR PARA CELEBRAR EL DÍA DE LA PAZ
Como todos los años, hemos querido celebrar y darle importancia al Día de la Paz. Para ello hemos realizado una serie de actividades en las que se ha visto implicado todo el centro.
Por un lado, guiados por Verónica Quirós, coordinadora de Escuela Espacio de Paz, hemos trabajado las emociones a través del Emocionario en las tutorías. Tras esto, el alumnado escribía y decoraba una emoción en cartulina para tcolocarlas en las escaleras del IES. La actividad resultó muy motivadora y el resultado de nuestras escaleras espectacular.
Además, como todos los años y coordinados por el profesor de Educación Física, Diego Carrillo, representamos el signo de la paz en el patio y dos alumnas de 1º de ESO recitaron un par de poemas.
Aquí os dejo los poemas que nuestras compañeras Gema Ruiz y Blanca Cueva de 1º de ESO recitaron.
Que se callen los cañones
Lupércio Mundim
Que se callen los cañones,
que dispensen los soldados,
porque las batallas son ilusiones
que sólo producen derrotados.
Que la paz siempre predomine
sobre la guerra y la violencia,
que el hombre nunca olvide
donde lleva su impertinencia.
Que los niños puedan jugar
con sus alegrías en sintonía,
que los adultos puedan brindar
a un futuro pleno de armonía.
Que las armas sean destruidas
porque sólo causan muerte y sufrimiento,
que nuevas alianzas sean tejidas
porque de la extinción no hay arrepentimiento.
Pido la paz y la palabra
BLAS DE OTERO
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y tantos.
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